24 oct 2012

Experiencias de una joven escritora

"6 de Enero. Día de Reyes. En un par de semanas cumpliré veintidós. Escucho La Oreja de Van Gogh mientras escribo estas líneas. Me dispongo a escribir otro ensayo lleno de experiencias pero esta vez son más íntimas mostrando quizás mi yo más desconocido, mi yo escritor.
No quiero ofender a nadie. No soy Cervantes – por citar a un clásico de la literatura española – ni tampoco Mario Vargas Llosa y menos aún Tolstoi. Sin embargo, yo si me considero escritora, a pesar de que aún tengo muchísimo que aprender y también que perfeccionar pero quiero superarme y no voy a rendirme porque entonces me traicionaría a mí misma. Me gustan los retos.
Recuerdo cuando decía que no podía escribir en primera persona y sobre mí misma. Entonces era una quinceañera que se enfrentaba a la escritura de su primera novela y a una mudanza. Ahora, casi siete años después, si soy capaz porque necesito desahogarme. Quiero poner por escrito todo aquello que no quiero callar más, también aquello que en el futuro me gustaría leer y que sé que nadie escribirá – ya sean mis propias reflexiones o poemas, ya sea una novela o algún fragmento de ésta.
Escribir es disciplina y perseverancia pero también es técnica, talento, imaginación, etcétera. Se puede aprender a hacerlo, sin embargo, debemos de advertir que la literatura es una forma de vivir y ver la vida que nos hace únicos pero es muy importante que la sintamos y sea capaz de emocionarnos.
Escribir literatura – y aquí no me estoy refiriendo ni a la científica ni a la humanística, sino a la verdaderamente creativa – ayuda a que uno se conozca mejor a sí mismo y a que explore el mundo de las emociones. Ese poema que escribes, esos personajes que creas, ese diario que no quieres que sea leído… te pueden ayudar más que un psicólogo a entender mejor aquello que sientes, a expresar emociones y a cicatrizar heridas.
Mis tres pasiones son la investigación, la Historia – carrera de la que actualmente curso cuarto y de la que obtendré el título de licenciada en un par de años – y la escritura. Recuerdo que hace unos años, cuando aún no había cumplido los dieciocho, un amigo me sugirió que en un futuro, siendo ya historiadora, me dedicase a viajar y a escribir novelas. En ese momento escribía mi primera novela que significó un gran reto y de la que aprendí mucho. Después empecé a escribir la segunda que he dejado a la mitad, siendo ya más larga que la primera con más de ciento veinte páginas escritas a mano, y que no he pasado a ordenador. Por último, desde el verano pasado me hallo inmersa en la escritura de la tercera que es de temática policíaca y que llevaba tiempo planteándome. Me gustaría escribir una novela histórica y en un futuro es un reto que me gustaría afrontar. Entonces tendré más formación y madurez.
Estoy en época de exámenes y escribo para evadirme. Así durante unos diez minutos me olvido de los apuntes y dejo volar la imaginación. Aprovecho también para reflexionar un poco aunque en verdad es lo que hago siempre independientemente de lo que esté haciendo en ese momento. Me gusta escribir a mano y con bolígrafo azul porque me inspiro mucho más y también porque es mucho más íntimo. La letra dice mucho sobre la personalidad de uno mismo, al fin y al cabo, la escritura es intimidad y a través de las palabras describimos sentimientos, emociones, sensaciones, etcétera. Muchas veces éstas no se pueden poner por escrito pero se intenta y como suelen ser las de mayor intensidad aprenderemos mucho de ellas y nos acompañarán siempre formando parte así de nosotros mismos.
Soledad, 20 de Enero, Manhattan, Amores dormidos e Inmortal son poemas llenos de experiencias vividas y sentidas que alguien escribió y les puso música convirtiéndolos así en canciones que en España y en América Latina han marcado a toda una generación. Me inspira escuchar los diferentes discos de este grupo de San Sebastián, sus canciones hacen que mi escritura fluya y no la fuerce. Siempre querré escucharlas y los recuerdos, las ideas, las sensaciones, los pensamientos, etcétera siempre serán diferentes aunque parecidos porque las personas somos como las olas que llegan a la playa siempre las mismas pero distintas.
Soy consciente de que yo he escrito los poemas, los relatos, las novelas y los ensayos que llevan mi nombre y mis apellidos aunque aquellos que ya están finalizados ya no los sienta como míos. Sin embargo, a diferencia de otros que pueda leer, sé las motivaciones, los recuerdos, los sentimientos, etcétera que hay detrás de cada palabra que he escrito. Es algo tan íntimo que sólo puedes conocer tú mismo aunque decidas compartirlo con los demás a través de las palabras escritas o de conversaciones que uno desearía que nunca acabasen.
Me han dicho que mi estilo es muy descriptivo y que a través de las palabras que componen un poema, un relato o una novela sé expresar emociones haciendo que quien me lea se conmueva, pero ¿cuántas veces en mi día a día me habré callado lo que siento? ¿Cuántas veces no habré dicho que me he mareado y/o que se me ha nublado la vista por no darle importancia? ¿Cuántas veces no sé expresar con palabras lo que me pasa o no sé explicarme a mí misma y menos aún a los demás mis miedos, mis inseguridades, etcétera? Son muchos los interrogantes que aún no tienen respuesta.
Son las doce y media de la noche y después de un largo día de estudio y a pocas horas de un examen, escucho las canciones de Amaia Montero y aprovecho para dar Gracias de todo corazón a todos aquellos que me han leído, me leen y/o me leerán. Entre mis lectores se hallan buenos amigos a quienes les doy las gracias por sacar unos minutos para leer lo que una amiga escribe y les envía por e-mail. Sé que les va a gustar lo que les mando y no necesito que me digan lo que les ha parecido aunque siempre se agradecen los comentarios y también las críticas si una se lo merece y le ayuda a mejorar. También me siento halagada por aquellos que sin saber quien soy, me han leído en Internet y me han escrito comentarios que nadie antes me había dicho y que me han hecho madurar y empezar a valorarme como escritora. Así supe que tenía lectores, que aún hoy disfrutan con lo que escribo y que esperan ver algún día publicado una novela o un libro de poemas escrito por mí para poder comprarlo, en Venezuela, Bilbao, Barcelona, etcétera.
Sé que escribir una novela no es fácil, si no que es una carrera de fondo que trae consigo momentos de excitación, enamoramiento y frustración. Suelo compararlo con una excavación y el trabajo de un investigador, en los tres se necesita sentir pasión por lo que se hace, perseverancia, ganas de aprender y mejorar cada día. El paso del tiempo me enseña a luchar, a superar las dificultades que se presentan y a no rendirme. Si alguna vez lo hiciese, nunca lograré mis sueños y ya no valdrá la pena vivir.
¿Por qué necesito tanto escribir? Nunca encontraré la respuesta. Escribo desde que tenía siete u ocho años pero no fui consciente de que la escritura era parte de mi personalidad hasta los diecisiete años cuando gracias a mis amigas me redescubrí como escritora y empecé a plantearme el porqué escribir, por ejemplo, una novela. La única respuesta que encuentro es que me apasiona escribir, crear personajes, jugar con el tiempo y con el espacio.
Siempre he escrito pero no le daba importancia a lo que hacía hasta que mi mejor amigo y mis amigas del colegio hicieron que empezase a vérsela hace ya cinco años. Fue fundamental la creación del personaje de Natalia dentro de mi primera novela y el libro de El reto de escribir y publicar de Lorraine C. Ladish para que yo empezase a plantearme porque me gustaba tanto escribir.
Nunca he tomado drogas ni creo que lo haga pero soy consciente de que la escritura es como una droga y no soy la única que hace ese símil, también lo hacen muchos otros escritores, algunos de ellos ya consagrados.
Sé por experiencia que escribir una novela no es fácil, sin embargo es algo que me apasiona y con lo que disfruto mucho. Los momentos de bloqueo me han enseñado a no presionarme y a no forzar la escritura, a tener paciencia, a centrarme en otras cosas, y a saber que cuando menos me lo espere se me ocurrirá una idea, sabré como contarla y tendré la necesidad de tener papel y bolígrafo en la mano en ese momento.
Nunca pensé que escribiría un fanfiction que fuese un final alternativo de Harry Potter. No escribiré más fanfictions ni creo que termine de escribir esa historia, sólo quería tener esa experiencia. Llevaba unos dos años y pico buscando información sobre Harry Potter en Internet y guardando artículos que salían en periódicos y revistas, me había leído varios fanfictions enteros y algunos capítulos sueltos de Fanautores. Un día de Enero de hace ya tres años surgió Pinceladas al óleo, que al principio no tenía título pero si la he escrito desde la primera línea con cierto orden cronológico, estructurada en capítulos, con el mes y el año en la esquina superior derecha y con bolígrafo azul. Su protagonista, Judith, tiene mucho de mí misma y es un personaje que realmente me ha llegado a apasionar.
Hay una chica en Venezuela que admira mi manera de escribir, la complejidad de mi segunda novela, cuyo título se ha mencionado en el párrafo anterior, que siempre la sorprendía y más de una vez me dijo que ella no sería capaz de mantener la intriga como la hacía yo. Nunca creí que lo que yo escribía le haría pensar a la gente y me sentía orgullosa cada vez que esta chica me decía que mi fanfiction le hacía pensar mucho y que cada vez le gustaba más. Y también cuando me decía que le gustaba porque dejaba que los lectores se imaginasen lo siguiente y que mis preguntas sobre el fanfiction eran muy buenas. El título del fanfiction que empezó a escribir esta chica, ¿Enamorarme de ti? Jamás, me encanta porque en tan pocas palabras dice mucho.
Rosa Montero dice que no es el escritor el que busca el tema sobre el que escribir una novela, sino que es él el que busca al escritor, y que cada novela la escribes en unas determinadas circunstancias después de vivir ciertas experiencias. Creo que tiene razón porque yo nunca pensé en escribir un fanfiction sobre Harry Potter y empecé a escribir mi segunda novela sin ser consciente de ello. Había estado recopilando cierta información durante más de dos años que me ayudó en parte.
Un lector nunca podrá conocer a un novelista a través de sus personajes, ya que todos ellos tendrán siempre algo de autor pero son autónomos al tener una vida propia. Una ventaja que tiene el escritor es que él conocerá todas las máscaras de los personajes que crea y también lo que se esconde tras éstas. Para mí no es tan importante la descripción física de un personaje como su psicología y me suelen gustar mucho más los redondos que los planos pero reconozco que los primeros son difíciles de crear debido a su complejidad y me gustan para que sean los personajes más importantes de una novela llenándolos así de matices y jugando con sus apariencias.
Mis novelas están llenas de miradas que reflejan parte de la personalidad de mis personajes, lo que sienten, aquello que no dicen con palabras… Soy una persona que en su día a día le da mucha importancia a las miradas.
Otro detalle importante es el nombre de los personajes que no se eligen al azar y que suelen tener un significado. Pondré algunos ejemplos de mi tercera novela, sin título aún, cuyos protagonistas tienen nombres y apellidos de siete letras cada uno de ellos. Éstos son Leticia Mendoza Coronel, que a pesar de llevar el nombre de mi hermana casi no se parece a ella, y cuyo primer apellido es de origen vasco; Alberto Castaño siendo la primera vez que uso este nombre en una novela, a pesar de que me encanta, pero hasta ahora no me he visto capaz de poder utilizarlo sin que se abriesen heridas del pasado, por lo que aquellas personas que conozcan la historia sabrán lo que he tenido que superar y todo lo que significa que lo use; y Natalia de Terán, nombre que me encanta y que uso con mucha frecuencia creando personajes diferentes que se llaman igual y también es un nombre que me gustaría ponerle algún día a una hija mía, Por último, diré que Terán es un pequeño pueblo del valle de Cabuérniga en Cantabria y que está cerca de Cabezón de la Sal.
A mí me encanta escribir a mano porque creo que es mucho más personal e íntimo y te ayuda a expresarte con mayor naturalidad y libertad que si escribes a máquina y/o en el ordenador. A pesar de esto, no puedo negar que el sonido al teclear el portátil me inspira y disfruto acariciando sus teclas.
Me gustaría escribir una novela donde el/la protagonista también estuviese escribiendo una novela y poder profundizar a lo largo de toda la novela sobre su proceso de escritura. Esto recibe el nombre de metanovela.
Todo escritor necesita tener un primer lector de lo que escribe. Ha de ser una persona que también escriba, a la que admire y en la que confíe plenamente. Esa opinión será sagrada y será una crítica muy valorada por quien ha escrito ese relato, esa novela, ese poema, etcétera.
Escribir no es fácil y aparte de escribir hay que saber hacerlo, tener constancia, perseverancia e investigar, sobre todo, si hablamos de novelas.
Ahora con las canciones de Lo que te conté mientras te hacías la dormida recuerdo que ya hace un año que escribí el primer EXPERIENCIAS. En ese momento necesitaba hacerlo y sólo pensaba en el presente. Con el paso de los meses estos ensayos – con una temática muy similar a la de un diario – se ha convertido en un proyecto literario que da sus primeros pasos. Este ensayo que ya llega a su fin siendo su extensión más larga que los dos anteriores y abordando un tema diferente sobre el que hacía tiempo deseaba escribir. He disfrutado mucho escribiendo cada una de las palabras que lo componen llenándolo así de pasión."

Elena Velarde 
6 enero - 22 febrero 2009










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