A los arqueólogos...

La entrada va dirigida a los arqueólogos, incluidos los estudiantes, pero también al público en general. Voy a usar un estilo directo y coloquial con predominio de la primera persona plural. Espero que nadie se sienta ofendido porque esa no es la intención aunque quiero que quede claro que este texto es una autocrítica, en la cual me incluyo.

Aún hoy día existen muchos prejuicios en torno a la arqueología entre ellos que los arqueólogos no poseemos estudios superiores, que sólo sirven los grandes hallazgos teniendo como peligrosa consecuencia el expolio arqueológico, y que muchas personas asocien la imagen del arqueólogo a la de Indiana Jones y en menor medida a la de Lara Croft. ¿Y qué hacemos los arqueólogos para crear una imagen más positiva, realista y cercana a la realidad? Yo diría que poco y que muchos de esos intentos son perjudiciales al alimentar la imagen tópica ya existente.

Sin embargo, no todo es tan negativo. Hay arqueólogos que se arriesgan a acercar su profesión al público en general como sucede en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) con la reconstrucción de distintas etapas de una excavación (una en una cueva prehistórica, otra urbana y un pecio – arqueología subacuática) y las visitas guiadas durante las campañas de excavación de la Pobla medieval d’Ifach en Calpe. También hay quien está explorando las posibilidades de la realidad virtual, las recreaciones históricas, la arqueología experimental, el museo virtual o los videojuegos. Esto es lo que se puede hacer a nivel de empresas e instituciones pero a un nivel más personal cada uno de nosotros también podemos aportar nuestro granito de arena.

Soy la única de letras en una familia de ciencias y esto ha influido mucho en mi manera de ver la arqueología. Cuando me encuentro en un entorno donde sólo hay historiadores uso términos técnicos como restos arqueológicos o restos óseos pero cuando la gente que me rodea no pertenece al entorno de la arqueología, evito ser tan erudita y culta, y usar términos más coloquiales como piedras y huesos, que más de un arqueólogo no utiliza porque piensan que esas palabras son como un insulto. Otra cosa que debemos aprender los arqueólogos cuando estamos con personas ajenas a la Historia es no dejarnos llevar por la pasión que sentimos por nuestra especialización y callarnos si vemos que las otras personas no nos escuchan para evitar ser cansinos y aburridos o usar un lenguaje llano y con ciertos toques de humor si nos están escuchando y les interesa aquello que estamos diciendo. También deberíamos escuchar a esas personas y no prejuzgarlas (ni menospreciarlas) porque no posean estudios o porque sean químicos, físicos, biólogos, médicos o abogados, ya que pueden ser (para nuestra sorpresa) personas muy aficionadas a la Historia de las que siempre podemos aprender cosas nuevas y puntos de vista diferentes que nos enriquecerán mucho.

Antes de dar por terminada esta entrada, me gustaría dar unas pinceladas acerca de la implantación de grados y másteres dentro del plan Bolonia. No estoy de acuerdo en la implantación de los grados de Arqueología y de Criminología porque creo que con 18 años no se está preparado para algo tan especializado y porque ambos grados necesitan una buena base en Historia y Derecho, respectivamente. Respecto a los másteres podría hablar largo y tendido, sobre todo del que yo he hecho, pero sólo voy a mencionar el que quieren imponer a los actuales y futuros estudiantes de Derecho que en un futuro quieran ejercer de abogados y que se verán obligados a pagar 9.000 euros (las poquísimas personas que se lo puedan permitir) por un máster de Abogacía para poder colegiarse y ejercer.